jueves, 3 de abril de 2008

UNA HISTORIA...UNA VIDA

Hoy nuestro homenajeado es Antonio Martín Luján (más conocido como Antoñillo el del Bar) nacido en Arenas del Rey en el año 1934. Francisco carpintero y Leonor ama de casa, eran sus padres, que además se ocupaban de cuatro hermanos más. Antonio recuerda con nostalgia aquellos años en que iba al colegio y con sus amigos: Miguel “Tilín”, su primo Juan “Manano”, Antonio Oñate, y otros… Jugaban a un juego muy divertido:”Los caramonazos”, que consistía en golpearse la cabeza con una pared, ganando el que se golpease más fuerte. Al parecer siempre ganaba el mismo, un tal Juan Muñoz, que por lo visto manejaba un buena y esplendorosa “almendra”. ¡Cuidado niños, se jugaba sin casco! También jugaban a las partidas, un equipo corría a esconderse por ahí y otro partía después hasta cogerlos a todos, incluso fuera del pueblo, por eso el juego empezaba por la mañana y podía acabar de noche.
Un su casa nunca faltaba algo que llevarse a la boca, aunque a veces había alimentos que no podían conseguir porque no llegaban a las tiendas. Su padre era un hombre disciplinado. A la hora de la comida todo el mundo debía estar alrededor de la mesa, por esto algunas veces tenía que volver de Fornes andando para cenar y luego volver a irse de fiesta con sus amigos. Y finalmente la vuelta otra vez andando. ¡Eso era actividad no sedentaria¡
Su padre le enseñó el oficio de carpintero aunque el no tenía mucho empeño, pronto empezó a dar jornales en el campo ganando 14 pts por un jornada de sol a sol. Una de las faenas que hacía era escardar remolachas. Los dueños de las fincas elegían siempre surcos más pequeños para obligar a los jornaleros a ir a su ritmo, pero con surcos más grandes.
Después de la mili conoció a la que hoy es su mujer, María, que entonces tenía 18 años recién cumplidos. En las zonas de paseo y de esquina en esquina consiguió conquistar a María; antes de casarse estuvieron 4 años de novios. Dos años antes de casarse Antonio montó un bar allá por el año 1962, bar que mantuvo abierto hasta el año 1998. Abría el negocio a las seis o siete de la mañana y se cerraba a media noche o no se cerraba si fuera menester.
Unos años más tarde se compró un cuatro L, uno de los primero coches de Arenas del Rey. Se dedicaba a llevar viajeros a Granada y a cualquier punto de España. Mientras tanto María, al pie del cañón, llevando el bar, la casa y los niños. Una anécdota: Cuando comenzaba el negocio de los pollos de engorde, un amigo le propuso criar 300 pollos, él no se lo pensó, en la parte de atrás de la casa tenían un pequeño gallinero. Allí los metió. Y pasados unos días ya ocupaban todo el corral, al poco tiempo toda la casa, y finalmente hasta debajo de la cama…el negocio no cuajó.
Antonio nos habla de María con toda la ternura y amor de un adolescente enamorado. La describe como una trabajadora infatigable, llevaba todo, la casa, los niños, el negocio, era el pilar que sostenía su vida, ella siempre tenía palabras de apoyo para él y sus cosas. Ella ha sido el gran amor de su vida y de alguna forma él sigue demostrándole su amor estando siempre a su lado.
Mientras hablamos de ella nos sonríe y se le ilumina la cara, le brillan los ojos.
Y esa sonrisa…¡Cuánto dice una sonrisa!.




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