La esencia de los pueblos viene siempre de su pasado, cultural y social. La mejor herencia que nos han dejado es ese caudal lingüístico de voces localistas, típicas de cada lugar, transmitidas de generación en generación. Ingeniosas denominaciones autóctonas y anónimas que pasan desapercibidas por su originalidad, creatividad y efectos, comparables a las mejores metáforas de los grandes literatos, tantas veces ensalzadas.
Pues bien, ese uso exclusivo de palabras y expresiones aún vivas, no deben ser perfectamente correcto incluso para la Real Academia de la Lengua, como el caso de hogaño (produce latín culto: hocannus) que realmente es un cultismo; ni cuando, por influencias externas creamos “no estar a la altura”. Esas joyas lingüísticas son nuestra identidad, giros, metáforas vivas que nos recuerdan el caudal léxico-semántico que nos han dejado nuestros antepasados en este lugar concreto. De hecho, expresiones con “estar aliquindoi” o “prevelicao”, aunque se localizan en diccionario de voces típicamente granadinas y malagueñas (parte), lo cierto es que no se usan, sobre todo esta última. En Arenas sí: “algo que te hace mucha ilusión, estar encantado, entusiasmado”; más que contento, añadiría yo a esta traducción en definitiva.
Usando este tipo se términos, nos aproximamos muchos más a los demás ya que su significado es más precioso, más concreto que otros vocablos de uso común. ¿Cómo decir “estoy contento”?, si yo lo que estoy es más que contento, más que encantao, y además soy de Arenas?. Se perdería mucha información.
Otro ejemplo curioso de pasado, cultura y herencia lo tenemos en expresiones del tipo “estar aliquiindoi”: viene de un frase inglesa “a look and do it” (estar pendiente de algo). La trasmisión oral es la seña de identidad de la comunicación y el trato personal entre los hombres.
Alicia García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario